Etapa I
El Mecanizado (8h)
Todos tenemos algunos días mejores que otros. Esos días en que estas feliz sin saber por que, una fecha que se quedara en tu memoria o esos en que te sientes imparable, emocionado y hambriento de éxito. Para mí, ninguno de ellos es comparable con los días en que me doy cuenta, que nunca llegare a ser el mejor.
Aunque sea complicado de vaticinar, durante varios años he sido una persona con problemas de autoestima, esa sensación de ser siempre el más débil, la presa más deseada o esa rama desnutrida sin posibilidades de crecer. Ahora, me siento orgulloso de tener confianza en mis hazañas y gozo de los momentos en que conozco personas de las que tengo mucho que aprender.
Antes de explicar el porqué de esta introducción, volvamos al tema principal, la concepción del libro objeto.
Cuando empece a pensar que idea desarrollar en el proyecto final de la asignatura, estaba completamente desorientado, todos ya empezaban a plasmar sus conceptos y yo estaba desesperado por atinar finalmente cual sería la trama a engendrar.
Finalmente, me vino a la mente un tipo de negocio que está en auge actualmente, los Room Escapes.
Se trata de ir con un grupo de amigos dentro de una habitación donde estas encerrado bajo llave, y con el ingenio colectivo tienes que resolver los acertijos para encontrar la llave que abra la puerta hacia la libertad.
Para hacer una adaptación de tal juego en formato libro, obviamente tiene que haber algo que te ate al libro y que no te deje deshacerte de él sin haber resuelto los enigmas. ¿A caso alguien pagaría por un RoomScape que te dejará la puerta abierta? Toda la emoción se esfumaría!
Para conseguir tal fin, pensé en poner unos grilletes al libro y que la llave de estos estuviera salvaguardada por un candado con una combinación de tres números, los cuales se obtuviesen a partir de los rompecabezas incluidos en el ejemplar manuscrito.
Cada RoomScape, tiene una temática e historia detrás distinta, y por descontado, el BookScape era imperativo que las tuviese. A pesar que la historia será explicada en la tercera etapa, puedo contarle que esta está inspirada en el diario de un antropólogo del siglo XVII, el cual fue quemado vivo antes de descifrar los enigmas que en su última semana de vida. Por tanto, como era de esperar, los grilletes nuevos y brillantes no pintaban nada en el libro.
Para envejecer las esposas, me acerque a un pequeño taller mecánico del pueblo de mis abuelos, donde yo solía jugar delante a fútbol con mi hermano cuando era pequeño. Cuando me reconoció, le hizo mucha ilusión que me interesara y recurriera a él para tal hazaña. Le pedí si podía utilizar algunas de sus herramientas para quitar algunas escrituras de las esposas y el se ofreció a enseñarme a cambio de que yo le recogiera y limpiara el local.
En este punto es cuando hice un cambio de mentalidad, me di cuenta que con el trabajo bruto y manual se podían conseguir unos resultados que, con los medios con los que mi generación está acostumbrada, nunca se podrían llegar a realizar. El trabajo "virtual" es incapaz de aportar tal valor a la obra final ni tanta satisfacción al artista.
Como siempre se ha dicho, vale más una imagen que 1000 palabras, y como ya llevo demasiado texto para mi gusto, a continuación tenéis unas fotos y un vídeo Making-Off para que podáis adentraros en su espacio de trabajo tal y como yo tuve la suerte de poder hacer.
Como se veía al final del vídeo, al intentar dejar marcas de quemado a las manillas, el soplete de gas no le hacia casi ningún efecto. Así que me comentó que si lo daba un baño de agua oxigenada junto con vinagre conseguiría que se oxidara. Por desgracia, después de muchos intentos, su remedio no causaba efecto, así que procedí a utilizar mis métodos un poco más sencillos, por no decir brutos.
Pronto vi que esa técnica daba muy buenos frutos, y además, endurecía el material así que en lugar de parecer unas manillas de 1 euros de los chinos, ya parecían unas reales de una cierta antigüedad.
El único inconveniente es que tuve que quitar los pasadores, tornillos y elementos internos como el muelle del mecanismo de la cerradura para no perjudicarlos con el fuego vivo.
El día siguiente fui a limpiar y organizar un poco el taller tal y como había acordado, era navidad, así que el no estaba presente, pero como ya me había enseñado las bases para soldar y yo ya sabia utilizar el torno, le pregunte si podía utilizarlo para acabar de rematar la faena, así que aproveche para volver a montar los grilletes y hacer los agujeros para el libro que salvaguardara las llaves, como mas tarde se verá.


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